domingo, 27 de septiembre de 2009

Cuando cae la noche

Astounding Science Fiction and Fact (septiembre 1941)
En 1941, uno de los maestros escritores de la Ciencia Ficción del siglo XX: Isaac Asimov (1920-1992), escribió un famoso relato llamado "Nightfall" para Astounding Science-Fiction ("Anochecer"-Cuentos Completos Vol. 1 - Ediciones B).

El relato mereció los más amplios elogios de la crítica del género, no debido a su prosa, sino a lo desconcertante hipótesis que plantea y su desarrollo ulterior: ¿Qué pasaría si los seres humanos hubieran evolucionado en un mundo siempre iluminado, en el que el concepto de obscuridad resulta aterrador y en el que cada dos milenios ocurre un eclipse que somete a sus habitantes a la inconcebible experiencia de estar inmersos en el velo de la noche?

Asimov en sus 20
Fue así que este muchacho de 21 años, que  para entonces trabajaba en la tienda de dulces de su padre en Nueva York mientras atendía a la Universidad de Columbia, agarró desprevenidos a los escritores y lectores del aún incipiente género de la Ciencia Ficción con esta forma ingeniosa de mostrar lo irracional que puede ser el género humano ante el innato terror que sentimos hacia lo desconocido. En 1964 la Asociación de Escritores de Ciencia Ficción de Norteamérica (ahora SFWA, por sus siglas en inglés) votó la historia como el mejor relato de Ciencia Ficción escrito hasta esa época (el premio Nébula no apareció hasta un año después). También sería el ticket de entrada a Asimov al Hall de la Fama del género (The Science Fiction Hall of Fame, Volume I (1920-1964): The Greatest Science Fiction Stories of All Time, Chosen by the Members of the Science Fiction Writers of America  - Editado por Robert Silverberg en 1970).


Isaac Asimov's Nightfall (2000)
El relato fue recogido varias veces por otros autores que desarrollaron el tema original en diferentes ángulos y extensiones, en general con escaso éxito. Incluso se rodaron un par de filmes en 1998 y 2000 con el mismo título y trasfondo. Sin embargo, basado en lo que pude ver en la representación del año 2000, no puedo menos que tragar grueso e imaginarme al "buen doctor" (así le decían a Asimov, en deferencia a su grado doctoral en Bioquímica), despotricando una vez más acerca de lo torpe que siempre fue la industria cinematográfica en representar sus obras.

En fin, creo que para algunos de nosotros nos resulta familiar esa fascinación que sentimos cuando ocasionalmente hacemos una pausa en nuestra rutina diaria para mirar hacia un cielo estrellado. Es allí donde esta obra me llegó de manera directa y muy particular.

Aunque siempre he sentido una atracción especial hacia la astronomía y la astrofísica, difícilmente puede decirse que mi experiencia en esas materias sea siquiera la de un simple aficionado. Aparte de mi acercamiento virtual a través de la lectura, nunca poseí ningún equipo especializado para realizar observaciones directas.

Sin embargo, en el año 2001 el destino se encargó de regalarme una de las mejores observaciones que pueden hacerse con el ojo desnudo.

En septiembre de ese año tuve la oportunidad de asistir a un congreso en la Isla Grande (Big Island) del archipiélago de Hawái. Ya había planificado mi viaje de modo que pudiera contar con un par de días, luego del congreso, para realizar algo de turismo, en especial un peregrinaje al Observatorio de Mauna Kea, ubicado cerca de la cima del volcán del mismo nombre.
Complejo Astronómico Mauna Kea
Este complejo de observación astronómica es el más elevado del mundo (4.200 m sobre el nivel del mar) y cuenta con una docena de observatorios internacionales, entre ellos se encuentran los que para ese momento eran los dos telescopios ópticos más grandes del mundo: los revolucionarios Keck.

Aunque el acceso a este tipo de aparatos es rigurosamente restringido, al turista de a pié se le permite merodear por entre las instalaciones del complejo, acompañado de su guía. Así, luego de seguir un largo y accidentado camino en un vehículo 4x4 repleto de primerizos ansiosos, llegamos a la cima poco antes del ocaso. No tuvimos tiempo de acercarnos a la galería de visitantes del Keck debido a que cerraban sus puertas a las 4pm. Sin embargo, a ninguno pareció importarle demasiado esa circunstancia. El interés de todos los presentes estaba en lo que veríamos en un momento, ¡la verdadera atracción del lugar!

Cuando finalmente anocheció, lejos de las luces de la civilización, levantamos los ojos de las cúpulas de los edificios de observación, ya casi indistinguibles en el horizonte. Poco a poco, como una esperada aparición en medio del silencio más absoluto, acompañada de una brisa helada y seca que se colaba por mi gorra de lana, comenzaron a verse los místicos puntos de luz, objeto de la obsesión de todos los presentes.

No habían pasado sino unos pocos minutos cuando esos puntos comenzaron a formar contornos familiares, para luego dejar paso a una luz tenue de trasfondo que contribuía a la sensación surrealista de la escena. Se trataba de nuestra galaxia materna: la Vía Láctea.

En medio de mi perplejidad, intenté tomar unas fotos del espectáculo con mi fiel Olympus IS-3000, pero obviamente no estaba preparado para hacerle justicia a lo que veía.

Afortunadamente, siempre hay alguien dispuesto a recorrer la distancia necesaria para lograr el objetivo de capturar para otros lo que de otra forma solo quedaría eventualmente disperso en nuestras decrépitas memorias. Así, les incluyo a continuación una foto tomada en el mismo sitio por un astrónomo aficionado canadiense. Es lo más parecido que he podido encontrar a mis recuerdos de aquella noche:

La Vía Láctea desde el Mauna Kea. Haga click en la imagen para ver la panorámica completa publicada en la página web de la NASA por un fotógrafo aficionado canadiense.
Finalmente, les dejo el video que disparó las memorias de aquel viaje que decidí compartir en el presente artículo. Se trata de unas tomas realizadas con una Canon 5D Mark II. La adaptación realizada a esta cámara representa el pináculo del nuevo instrumental usado en el "Time-Lapse", una técnica derivada del antiguo "Stop Motion", desarrollado durante más de un siglo en representaciones cinematográficas y de televisión del género fantástico y de ciencia ficción.

Incluso el nuevo estándar de video de alta definición 1080p (2 Mega píxeles) resulta humillado ante los 21 Mega píxles por cuadro y la sensibilidad de hasta ISO 25.600 que alcanza esta cámara, ya disponible en el mercado. Les invito a ver la presentación en la penumbra, a pantalla completa y con el sonido de su PC funcionando.


(Pueden disfrutar de la versión en alta resolución aquí)

NOTA: Todas las imágenes incluidas en esta entrada están referencias a la fuente. Basta con hacer click sobre ellas.

sábado, 12 de septiembre de 2009

Tecnocrónicas

Tres personas durante la demostración de HAL (Human Aid Limb) de Cyberdyne - Fuente de la fotografía de AFP: El Mundo (España), 5 de agosto de 2009 - Haga click sobre la foto para ir a la fuente.
Las generaciones que vivieron antes de la segunda revolución industrial (finales del siglo XIX y principios del siglo XX), cuando la tecnología comenzó a tener un alcance verdaderamente masivo, veían el mundo como algo estático, donde los cambios en el estilo de vida ocurrían de forma lenta y casi imperceptible.

Como herencia de ese segundo apogeo de la civilización, la mayoría de los seres humanos hemos visto transcurrir nuestra existencia sumergidos en universo en constante expansión, donde nuestra percepción de la realidad ha sido aumentada artificialmente mediante la adquisición de conocimientos y la implementación de la tecnología asociada.

Extrapolando el concepto de este desarrollo exponencial en la ciencia y la técnica, uno de los íconos del género de la Ciencia Ficción, el físico y matemático Arthur Charles Clarke (1917-2008), elaboró lo que hoy se conocen como las "leyes de Clarke" y cuyo tercer enunciado acuñó la conocida expresión:

"Cualquier tecnología lo suficientemente avanzada es indistinguible de la magia"
("Profiles of the Future", 1973 / "Perfiles del Futuro", Biblioteca Universal Caralt, 1977)

Clarke gustaba de reflejar en sus obras su visión optimista de un futuro tecnológico, en el que el terror instintivo hacia lo desconocido suele ser superado por el sentido de maravilla, eso que estimula la curiosidad innata del homo sapiens por conocer la naturaleza de las cosas que le rodean.

En fin, esta sección ha sido creada para compartir esos avances tecnológicos que, como mínimo, permiten rascarnos esa comezón, esa urticaria con la que nacemos y que contribuye significativamente, hoy mas que nunca, a que nuestra vida sea un sendero que valga la pena caminar.

Juan Carlos Aguilar
12 de septiembre de 2009

domingo, 6 de septiembre de 2009

G.I. Joe o "Hulc" ... Cuando el destino nos alcance

Seguramente todos hemos pasado por la desagradable experiencia de asistir a la presentación de algún filme taquillero, de acción y, ¡oh pecado!, de lo que algunos llaman "ciencia ficción", y que termina haciendo que desvariemos sentados en la butaca acerca de las 1.000 formas de estrangular al tipo de la taquilla para que nos devuelva el dinero de la entrada.

Pues así me ocurrió cuando esta semana fui a ver G.I. Joe "The Rise of Cobra".

Solo diré que, en mi opinión, se trata de uno de los más grandes desperdicios de dinero y efectos especiales en el Hollywood de tiempos recientes, lleno de escenas infantiles, frases hechas e incluso amarillistas, combinado todo en una sola secuencia de acción y violencia sin sentido de principio a fin.

No valdría nada el esfuerzo de escribir una sola palabra al respecto si no fuera por que presenta una tecnología que me hizo recordar el titular de una noticia a principios de año; algo que creía era pura especulación: "Human Universal Load Carrier (HULC™)"

Se trata de un exoesqueleto que dota de facultades físicas extraordinarias a quien lo usa; y sí, ya existe y está disponible, al menos para el ejército norteamericano.

Claro que la versión actual dista mucho del traje que hace a los protagonistas del mencionado bodrio cinematográfico una especie de superhombres indestructibles, rampando por las calles de París, destruyendo y matando a cientos de personas inocentes a su paso, mientras se ríen al descubrir que nada puede detenerlos en su loca carrera para tratar de alcanzar a "los chicos malos".

En fín, para mis escépticos hermanos de la orden de Santo Tomas Apóstol, les incluyo el video de la conocida firma aeroespacial y de defensa: Lockheed Martin.