
Hace 25 años, un jueves 24 de mayo, un grupo de estudiantes se puso de acuerdo en concretar un sueño… Bueno, tal vez no haya sido realmente algo tan sublime como un sueño o un ideal, nada tan romántico como el juramento en el Monte Sacro, pero lo cierto es que ese día esos jóvenes decidieron que el grupo de aficionados a la ciencia ficción que ellos conformaban de facto debía tener un nombre, y el nombre escogido fue UBIK.
De aquella fecha recuerdo… Bueno, más bien me contaron, porque no crean que soy uno de esos ancianos venerables —miembros fundadores actualmente con debilidad prostática— a los que se les puede endilgar toda la culpa de haber perpetrado el crimen contra la querida Universidad Simón Bolívar de haber urdido algo como UBIK.
Como les estaba contando, aquel 24 de mayo estábamos reunidos en un salón de Básico II (hace ya cierto tiempo rebautizado como Ciencias Básicas II) y discutíamos animadamente sobre el nombre que debía tener nuestra asociación. Era la guinda para el pastel (y no digo torta para no remarcar el eufemismo), porque todos ya habíamos acordado que nuestro grupo iba a realizar ingentes esfuerzos para fastidiar a toda la comunidad universitaria con la idea de que la ciencia ficción era lo máximo, que si aún no habían leído ciencia ficción sólo habían apreciado la mitad de la mitad del último percentil de la literatura.
De aquella fecha recuerdo… Bueno, más bien me contaron, porque no crean que soy uno de esos ancianos venerables —miembros fundadores actualmente con debilidad prostática— a los que se les puede endilgar toda la culpa de haber perpetrado el crimen contra la querida Universidad Simón Bolívar de haber urdido algo como UBIK.
Como les estaba contando, aquel 24 de mayo estábamos reunidos en un salón de Básico II (hace ya cierto tiempo rebautizado como Ciencias Básicas II) y discutíamos animadamente sobre el nombre que debía tener nuestra asociación. Era la guinda para el pastel (y no digo torta para no remarcar el eufemismo), porque todos ya habíamos acordado que nuestro grupo iba a realizar ingentes esfuerzos para fastidiar a toda la comunidad universitaria con la idea de que la ciencia ficción era lo máximo, que si aún no habían leído ciencia ficción sólo habían apreciado la mitad de la mitad del último percentil de la literatura.


En 1992 llegué a mi muerte natural de miembro de UBIK. No fue nada traumático, seguí asistiendo esporádicamente a una que otra reunión, participando en algunas pocas actividades y la vida en UBIK se me diluyó hasta la extinción definitiva en 1996, cuando ni el postgrado me salvó de la desaparición absoluta. Otra vez, tampoco fue un trauma, al año siguiente monté una página web en Internet para seguir con el vicio de UBIK y la ciencia ficción.
Lo importante siguió ocurriendo en la USB: generación, tras generación, tras generación de estudiantes, de jóvenes amantes de la ciencia ficción que han permanecido fieles a la locura de querer divulgar ese género entre los mortales, con la esperanza de que alguno de esos incrédulos pueda ver la luz de la salvación y amén.
Cada nueva generación ha tenido el buen gusto de desviarse del camino original, la increíble espontaneidad de forjar sus propios destinos y tener sus propias visiones de lo que es UBIK y cómo llegarle al gran objetivo secreto y desconocido por los no iniciados que es el de divulgar la ciencia ficción en el mayor número de entes pensantes o aparentemente pensantes que se encuentren en el campus universitario (y si es posible fuera de éste, mejor). Gracias a ello cada generación ha sabido mantener viva la llamita microscópica que le infunde energía a UBIK. Gracias a todas esas generaciones hoy puedo importunarlos con estas divagaciones y este recuerdo: El 24 de mayo, en un salón del edificio de Ciencias Básicas II, un grupo de estudiantes escogimos en votación popular un nombre entre los varios candidatos escritos con el trazo borroso de la tiza sobre un pizarrón manchado de blanco. Ese día UBIK ganó por una nariz.
Jorge de Abreu
23 de mayo de 2009
4 comentarios:
¿Cuales eran los otros candidatos? Es que nunca entendí eso de escoger una obra de un escritor algo deficiente como PKD
Ese era yo, por cierto ;)
El que se le quedó a nivel de las fosas nasales fue Trántor... Cómo ves no era que hubiera mucha competencia ;)
De hecho se pensó en algún momento de la reunión crear una mascota y llamarla Ubik Trántor :P
Aunque la idea atractiva de Ubik radica en su ubicuidad...
:) excelentes recuerdos feliz cumple 2017
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